“La base de
un cerebro sano es la bondad, y se puede entrenar”
Richard
Davidson (2019)
Psicólogo,
profesor e investigador de la Universidad de Winsconsin
Director del
Centro de Mentes Saludables.
Nuestro cerebro es una máquina de alta complejidad aun cuando sus
estructuras podrían parecer diminutas para tanta grandeza. Es el centro
ejecutivo que nos dinamiza y media las relaciones que establecemos con el
mundo, los otros seres y las cosas, porque si… somos seres sociales, y eso
quiere decir que para sobrevivir como especie hemos establecido relaciones, realizado
transacciones y acuerdos de cooperación que nos han permitido perdurar. (Muy
Darwinista el comentario, por cierto…)
El cerebro se desarrolla desde la gestación en continua interacción con
otros cerebros, “Vibra y se despierta cuando entra en comunicación afectiva y verbal con
otros seres humanos. Es como, si, de veras, se establece una relación entre
mentes inconscientes” (Louis B.
Shapiro, 1969). Hay incluso estudios en los que se ha demostrado con
herramientas de neuroimagen que cuando las personas cooperan se activa el
sistema de motivación y gratificación de la dopamina reforzando el
comportamiento cooperativo y generando más altruismo (Rilling et al.,
2002).
Debería resultarnos natural entonces poder cooperar con los otros,
ayudar, empatizar he incluso sentir compasión… ¿Cómo es que algunos seres
humanos no poseen estas habilidades o competencias para la vida y la
supervivencia? Pues según opina Richard Davidson, Doctor en Neuropsicología e
investigador en neurociencia afectiva, es que hacen parte de nosotros como
especie, pero si no las entrenamos se pierden.
Entrenar habilidades socioemocionales y de cooperación es un cometido
que requiere crear consciencia sobre las formas como nos relacionamos, nuestras
expresiones, actitudes y reacciones frente a las situaciones cotidianas y así
replantear otras formas de relacionarnos, si fuere necesario. Aprendemos con
los otros y de los otros, de ahí que sea tan importante para aquellos que somos
padres, ejercitar nuestras habilidades socioemocionales, si es que acaso queremos
que nuestros hijos las aprendan.
Esperamos que nuestras interacciones en este espacio de discusión, nos
den luz acerca de cómo entrenarnos y cooperar con los otros para que las
entrenen… una buena dosis de Dopamina nunca está de más.
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